viernes, 22 de abril de 2011

en el mar

 Hola. Sigo en Río. Me paso el día dibujando o pintando, así que no me quejo. Como verán, aun no tengo un trabajo remunerado, pero no me quejo.
 El día dibujando o pintando significa pasar mucho tiempo focalizando en una misma cosa, puede ser una hoja de papel, o la pantalla de la compu.
 Cuando ya tengo la cabeza ardiendo de tanta compu o tanta hoja o tanto encierro, dejo todo lo que estuviere haciendo, agarro la bicicleta y me voy al mar.

 Sea por la beira, o por dentro, la primera playa ala que salgo es LEME, y es ahí a donde fico. Siguiendo un poco más se transforma en Copacabana, y siguiendo mas aún están Ipanema Y Leblon. Para mí son todas iguales, un montón de edificios, y enfrente el mar.
 Esto último es lo que me interesa, el mar, así que llegar hasta Leme está bien para mí.
 Hago un intento por venir aquí todos los días, aunque claramente no lo consigo..por lo menos, vengo muy seguido.
 El mar me calma. Me lava.
 Me limpia el sudor del cuerpo
 me limpia la cabeza por dentro por fuera.
 El aire lleva los pensamientos gastados, entran otros
 así, creo, el mar me da ideas.
 Aquí en Río he desarrollado una nueva forma de interactuar con el mar. Antes, cuando me metía al agua avanzaba de a poco, zambulléndome debajo de las olas, hasta llegar masomenos a salvo a la parte donde apenas hago pie y de ahi intentaba barrenar las mas grandes de ellas. o las mas copadas.
 Ahora mi estrategia es: voy caminando de frente a la ola y simplemente dejo que me lleve puesto. A veces golpean con mas fuerza, a veces el golpe recae justo en la cara, otras parece menos violento, pero termina revolviendo y revoleandome muchos metros hacia la orilla. Basicamente me dejo cagar a palos. Y cada vez me vuelvo a levantar, para arremeter de nuevo.
 Esta imagen en sí misma puede ser como una bonita metáfora de la vida de esas de las pelis: pensé en eso en el mar, mientras pensaba en escribir esto.
 Pero básicamente, y más importante, es algo muy divertido, y no entiendo porque pase tanto tiempo de mi vida evitando el choque de las olas (otra metáfora?).
 Si se deja el cuerpo suelto, hay veces que la ola nos mueve a hacer unos movimientos impensados, danzas extravagantes de las que nadie más se entera, y ni siquiera nosotros podemos ver. Tal vez el mar...
 Se pueden pasar horas así. No es chiste. Saltando contra las olas. Cayéndose y levantándose infinidad de veces. Ola, golpe, revuelta, arriba. Uno se levanta menos firme cada vez. Más mareado. Uno se emborracha de mar. Ola, golpe, revuelta, arriba
 Me sentí un nene jugando tanto tiempo en el agua, me acordé de Fede en el río de la plata, en Pearson. Yo parecía un nene o parecía fede en el río,  algo similar.
 Llegado un punto, es muy difícil tomar la decisión de salir: ya no sentís frío, las olas siguen viniendo fuertes, cuando salir?
cuando tenés los dedos arrugados como pasas?
cuando los ojos te arden de más?
 Cuando ya tragaste demasiada agua salada?
 Cuando el golpé de la ola es un poco más fuerte que divertido?
 Bueno, en algún momento hay que salir.